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¿Qué es una política industrial? Por Thomas Karig

¿Qué es una política industrial?
En días recientes hubo una nota en un medio especializado en temas de industria que llevaba como encabezado ”Entusiasmo en la industria automotriz: la Secretaría de Economía promete impulsar a este sector”. El reporte era respecto a una reunión que tuvo la nueva secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, con algunos directivos de las asociaciones que representan al sector automotriz. Yo me imagino que el entusiasmo estaba basado principalmente en el hecho de que finalmente el gobierno federal le abrió las puertas al sector para sentarse a dialogar.

Esta noticia me motiva a hacer algunas reflexiones respecto a lo que debería o podría ser el rol del gobierno, en los tres niveles, para fomentar el desarrollo de las empresas en general, y en
especial de un sector tan importante como el automotriz. El tema empieza por las preocupaciones básicas que tiene cualquier empresario, de cualquier tamaño, y que no necesariamente son responsabilidad directa de una Secretaría de Economía, pero inevitablemente salen a colación en estas reuniones. Me refiero a asuntos como certeza jurídica, seguridad para las personas y las mercancías, la garantía de suministro energético y el desarrollo de la infraestructura que necesitan las empresas para operar. Lamentablemente, estos temas se pueden volver existenciales para las empresas, y no tiene mucho caso hablar de otros asuntos si estos no tienen solución. Son los temas que preocupan a cualquier ciudadano, y son los planteamientos los empresarios les hacen a alcaldes y gobernadores. Cuando las calles de acceso a la fábrica están llenas de baches y de basura, el alumbrado público no funciona, el tráfico atorado hace que lleguen tarde los trabajadores y los suministros, y para colmo estos son asaltados en el camino, se vuelve cada vez más difícil convencer a la casa matriz, o a nuevos proveedores, para que sigan invirtiendo en México. Afortunadamente, en muchos casos -no en todos- los gobernantes lo entienden y toman alguna acción, aunque raramente los temas se solucionan de raíz. Y también hay que reconocer que hay diferencias entre municipios y estados en cuanto a la atención que se le presta a estos asuntos.

Suponiendo que estas preocupaciones dejan espacio para plantear políticas de desarrollo industrial propiamente tales, ¿cuáles serían?
En los últimos 20 años, con todo y las deficiencias que mencionamos arriba, la industria automotriz en México ha tenido un crecimiento espectacular. La razón principal para esto han sido los tratados comerciales que México tiene, algo que ningún otro país ha logrado con esta envergadura. Y no solo fue el TLCAN, sino precisamente el hecho que además de Norteamérica desde México hay acceso comercial a muchos otros países del mundo. Esta razón fue más que evidente en las decisiones de inversión de Audi, BMW y Kia, por solo mencionar las más recientes. Pero también para la planta de Volkswagen jugó un rol importante en las decisiones de producir en Puebla el New Beetle, el Jetta y la versión larga de Tiguan.

El éxito de esta política comercial, durante muchos años, fue el argumento para los gobiernos para no preocuparse mayormente por buscar otros instrumentos de fomento industrial. Pero desde hace un par de años, el potencial del libre comercio se está agotando. Por eso, es el momento para empezar a discutir otras medidas que fomenten el desarrollo de la industria, y en el caso de la automotriz, también de su red de distribución. Los temas son variados, amplios y de importancia fundamental.

Después del vertiginoso crecimiento, la industria padece de la escasez de personal calificado a nivel técnico. La solución ya está disponible, por ejemplo con el Modelo Mexicano de Formación Dual. Pero hace falta reconocer que se tiene que convertir en una política de fomento, con promoción activa por parte del gobierno.

Hay temas relevantes para el mercado interno de la venta de autos, empezando por el control de la importación de autos usados, y una normatividad de dispositivos de seguridad para vehículos en circulación. La verificación vehicular sigue siendo un tema engorroso, y el Registro Público Vehicular no ha servido para nada.

La oportunidad para las asociaciones del ramo a nivel federal, y los clústeres automotrices que ya trabajan en muchos estados, es hacer crecer, de la mano con el gobierno, las cadenas de suministro locales y regionales. Espero que el entusiasmo que produjo esta primera reunión con la secretaria Clouthier se traduzca en acciones puntuales y bien planeadas.

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