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Sin gloria, con algunas penas: el año automotriz 2022. Por Thomas Karig

Dejamos atrás un año 2022 que no respondió a las expectativas de recuperación después de la pandemia, pero que tampoco fue desastroso a pesar de que se acumularon la crisis de la invasión rusa a Ucrania, la inflación y los incrementos de las tasas de interés. Nuevamente quedó demostrado que no hay tal cosa como un regreso a la “normalidad”.

Hubo marcadas diferencias en los impactos entre los mercados, y también en la reacción de las empresas automotrices.

En Estados Unidos, el resultado fue especialmente decepcionante. Las ventas de 2022 cayeron un 8% contra 2021, a 13.6 millones de autos, un valor que está muy lejos de los niveles pre pandemia de 17 millones. Algunos grupos importantes, como Volkswagen, Nissan y Honda, redujeron sus entregas a clientes, en mas de 20%. Toyota y Stellantis perdieron arriba de 10%. Los grandes ganadores fueron las americanas General Motors, que mantuvo constantes sus ventas y su primer lugar, y Tesla, que ganó 78% y con 500 mil autos se convirtió en la marca premium número 1 en la unión americana. Tal parece que la multimencionada falta de chips donde más afectó fue en este mercado, aunque evidentemente a unas marcas mucho mas que a otras.

En Europa, incluyendo los países EFTA y Gran Bretaña, las ventas se recuperaron en los últimos meses y terminaron 4% abajo del año anterior. Algunos pocos países como Grecia y Portugal mostraron cifras positivas, Alemania mantuvo su nivel, Francia e Italia cayeron 8 y 10% respectivamente. Entre los grupos automotrices, destaca el mal desempeño de Stellantis con -14%. Hyundai/Kia y Toyota pudieron crecer 4 y 6%. Tomando en cuenta que el conflicto en Ucrania sin duda impactó a los europeos mas que a cualquier otra region del mundo, incluyendo una dramática crisis energética, el resultado de la venta de autos parece ser razonablemente bueno.

China, el mercado mas grande del mundo, nuevamente pudo crecer un 9.5% logrando desplazar 23.6 millones de vehiculos ligeros, a pesar de varios eventos críticos de encierros colectivos por la pandemia. Por primera vez, las marcas chinas obtienen más del 50% del mercado. El auto más vendido fue de una marca china: el Wuling Mini EV, un mini auto eléctrico que cuesta 5000 dólares y vendió más de 500 mil unidades. Y China no solo mantuvo su mercado arriba de 20 millones de autos vendidos por 8º año consecutivo. Las exportaciones de la industria automotriz china aumentaron un 50% a 3 millones de autos, lo cual ya posiciona a este país como uno de los principales exportadores de vehículos del mundo. Muchos de esos autos exportados fueron eléctricos e híbridos recargables, de los cuales China fabricó un total de 7 millones en 2022, mas de la mitad de la producción mundial de estos modelos. La resiliencia de la industria automotriz china, fuertemente apoyada por incentivos del gobierno, se vuelve a manifestar.

En Brasil el mercado se estancó 0.7% abajo del año pasado. Hubo un gran ganador, General Motors, que creció 29% conquistando el 2º lugar en el mercado atrás de Stellantis/FCA. Y un gran perdedor, Volkswagen, que perdió un 10% y precisamente cedió ese 2º lugar. En general, el mercado brasileño sigue deprimido apenas superando los 2 millones de vehiculos vendidos, cuando en sus buenos tiempos ya se habían alcanzado casi 4 millones. Ese récord se logró en 2013, poco después de la terminación de la presidencia de Ignacio Lula da Silva. ¿Será posible repetirlo con el regreso de Lula?

Y finalmente México: comparado con lo que pasó en Estados Unidos y Europa, se puede calificar de sorprendentemente positivo que el mercado mexicano se siguió recuperando, si bien con un (modesto) 7% a (modestos) 1 millon 86 mil autos vendidos. Igual que en otros mercados, y basado en la disponibilidad de productos, algunas marcas incrementaron considerablemente su penetración. Tal es el caso de GM (+30%), de Suzuki (+22%), y por supuesto de las marcas chinas (+166%). La marca china MG con 48 mil autos vendió lo mismo que Mazda y más que Hyundai, Suzuki o Honda. Los grandes perdedores, como en Estados Unidos: Nissan con -17% y Volkswagen con -13%.

La producción en México creció 9%, otro resultado positivo en vista de la debilidad del mercado de la Unión Americana. Con 3.3 millones de vehículos, la producción mexicana alcanzó casi el nivel (si bien históricamente bajo) que logró Alemania con 3.4 millones. Todas las empresas excepto Nissan y Honda incrementaron su volumen en sus plantas mexicanas, destacando GM con +31% y Ford con +39%.

Para 2023, el pretexto de la falta de chips desaparecerá. Las plantas podrán seguir aumentando su producción, la gran pregunta es hasta que punto la demanda se verá afectada por la situación geopolítica y macroeconómica. Se supone que la falta de disponibilidad de vehículos en 2022 ha dejado una demanda reprimida de varios millones de vehículos, sobre todo en Estados Unidos. Conforme se vayan restableciendo los inventarios en la red de distribución, empezaremos a ver el regreso de los incentivos y los precios de transacción bajarán. Las marcas tradicionales, que durante 2022 tuvieron buenos resultados financieros vendiendo menos autos, pero moviendo su gama hacia los vehículos mas caros y equipados, tendrán que repensar su estrategia.

Si deciden no regresar a los vehículos de gama baja, le dejarán el camino abierto en México a las marcas chinas y otras asiáticas. Esos segmentos del mercado cambiarán de manos para siempre, lo cual servirá de motivación para las empresas chinas de pensar seriamente en establecer plantas de ensamble en forma en México. Para ello, evidentemente el objetivo ulterior tendrá que ser la penetración en el mercado de Estados Unidos, algo que hasta ahora las marcas chinas no han podido lograr. Seguramente servirá de aliciente que desde México se puede también acceder a los mercados de Europa y Latinoamérica.

Si esto fuera la estrategia china, sería una buena noticia para la industria de autopartes en México, ya que cumplir con las reglas de origen de varios tratados a la vez requiere maximizar el contenido mexicano. Claro que las bizantinas reglas del T-MEC no facilitan las cosas.

Pero el panorama sigue siendo positivo para la industria automotriz en México.

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